EL DERECHO A EQUIVOCARSE O EL DEBER DE APRENDER DE LOS
ERRORES.

“La
primera por inocente,
La segunda
por experiencia,
Y la
tercera ya es por sinvergüenza”
A través de este dicho popular mi madre (la mejor del
mundo, mi primera maestra de la vida e inspiración para superarme) me enseño
una gran verdad, que hoy en día muchísimos necesitan aprender. Y es que todos
los días, escucho en la calle y leo en las redes sociales a las personas hablar y reclamar;
“EL DERECHO A EQUIVOCARSE”.
Afirman, que debe reconocerse este derecho ya que es
fundamental para que las personas crezcan en la vida. Este derecho, es el derecho
a cometer errores, a tomar decisiones erróneas, a fracasar en los proyectos de
vida, a no estresarnos por el perfeccionismo y el buscar la impecabilidad en
todo. Puesto que hoy en día, la sociedad
se asemeja a los sistemas autoritarios, los cuales jamás reconocen que se equivocan
y no aceptan errores de ningún tipo.
Estoy de acuerdo en que, como humanos finitos y falibles cometemos errores cada día. Pero lo que me inquieta de este derecho, es que muchos olvidan una parte importante de cualquier derecho humano. Y es que, todo derecho trae implícita dos cosas; el deber y la prohibición. Por ejemplo; el derecho a la vida, implica la responsabilidad de cuidar y promover la vida, también tiene implícita la prohibición de limitar o quitar la vida, es decir asesinar a otra persona.
Aunque todos
tengan el derecho a equivocarse, no
deben olvidar el deber de aprender y corregir los errores para no volverlos a
cometer más adelante. Y por supuesto, también deben recordar la implícita
prohibición de repetir esos mismos errores de la misma forma, los cuales
terminan dañando a la persona o a los demás. Pero la gran mayoría, solo se
quedan con la simple declaración “TENGO
DERECHO A EQUIVOCARME”, y con esta declaración como excusa, vuelven a
cometer los errores otra y otra vez.
Ya saben lo que dice el conocido refrán; “El
hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra” las personas no aprenden de las malas
experiencias, y constantemente vuelven a equivocarse en situaciones semejantes.
Uno de los ejemplos que me vienen a la mente es el del autor y experto en
liderazgo Miguel Ángel Cornejo, quien
habla de una amiga suya que lleva cinco divorcios y además le asegura, “Miguel,
todos me han salido boludos”. Esta mujer no ha acumulado experiencia, sino
estupidez.

Alexander Pope lo dijo; “Errar es humano, perdonar es
divino, rectificar es de sabios”. Me gustaría sugerirles que en vez de reclamar
su derecho a meter la pata cada rato, re-formularan la declaración y cuando
reclamaran dijeran; “Tengo Derecho a fallar, aprender para corregir mis errores y nunca más
cometerlos y así evitar terminar dañando mi propia persona, o a mis semejantes”
Personalmente continuare con la sabiduría popular. Cada
vez que falle, recordare que;
“La primera (me puede pasar) por inocente,
La segunda por experiencia, (más me vale aprender en esta)
Y la tercera ya es por sinvergüenza (No hay excusa o derecho valido para repetir el mismo error)”
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