miércoles, 16 de diciembre de 2015




EL DERECHO A EQUIVOCARSE O EL DEBER DE APRENDER DE LOS ERRORES.

Mi madre en casa, cada vez que ella o nosotros cometíamos un error, siempre nos repetía un dicho de la sabiduría popular, que reza de la siguiente manera;

“La primera por inocente,
La segunda por experiencia,
Y la tercera ya es por sinvergüenza”

A través de este dicho popular mi madre (la mejor del mundo, mi primera maestra de la vida e inspiración para superarme) me enseño una gran verdad, que hoy en día muchísimos necesitan aprender. Y es que todos los días, escucho en la calle y leo en las redes sociales a las personas hablar y reclamar; “EL DERECHO A EQUIVOCARSE”.

Afirman, que debe reconocerse este derecho ya que es fundamental para que las personas crezcan en la vida. Este derecho, es el derecho a cometer errores, a tomar decisiones erróneas, a fracasar en los proyectos de vida, a no estresarnos por el perfeccionismo y el buscar la impecabilidad en todo.  Puesto que hoy en día, la sociedad se asemeja a los sistemas autoritarios, los cuales jamás reconocen que se equivocan y no aceptan errores de ningún tipo.
  
Estoy de acuerdo en que, como humanos finitos y falibles cometemos errores cada día. Pero lo que me inquieta de este derecho, es que muchos olvidan una parte importante de cualquier derecho humano. Y es que, todo derecho trae implícita dos cosas; el deber y la prohibición. Por ejemplo; el derecho a la vida, implica la responsabilidad de cuidar y promover la vida, también tiene implícita la prohibición de limitar o quitar la vida, es decir asesinar a otra persona.
 Aunque todos tengan el derecho a equivocarse,  no deben olvidar el deber de aprender y  corregir los errores para no volverlos a cometer más adelante. Y por supuesto, también deben recordar la implícita prohibición de repetir esos mismos errores de la misma forma, los cuales terminan dañando a la persona o a los demás. Pero la gran mayoría, solo se quedan con la simple declaración “TENGO DERECHO A EQUIVOCARME”, y con esta declaración como excusa, vuelven a cometer los errores otra y otra vez.

Ya saben lo que dice el conocido refrán; El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra” las personas no aprenden de las malas experiencias, y constantemente vuelven a equivocarse en situaciones semejantes. Uno de los ejemplos que me vienen a la mente es el del autor y experto en liderazgo  Miguel Ángel Cornejo, quien habla de una amiga suya que lleva cinco divorcios y además le asegura, “Miguel, todos me han salido boludos”. Esta mujer no ha acumulado experiencia, sino estupidez.

Algo que también me inquieta de este derecho, es que afirman que la única forma de aprender es de los fracasos. Esto es una completa mentira, pues no es la única forma de aprender. Prefiero aprender de los que ya aprendieron a hacer las cosas, de los mejores, de los que ya llegaron. Porque si todos tenemos que recorrer el camino del fracaso para aprender, la humanidad nunca avanzaría, nunca pasaríamos del trillado camino de errores e intentos para todos terminar en el mismo punto. Por ejemplo; Thomas Edison realizo miles de intentos antes de realizan con éxito la bombilla eléctrica. pero si todos los que se dedicaran a fabricar esta bombilla tuvieran que recorrer el mismo camino nunca pasaríamos de tener bombillas semejantes a la primera. No tengo que fracasar en algo si otro ya paso por allí y encontró la solución. Mejor aprendo del que fracaso y salio. Me recorta el camino y me ahorra tiempo, esfuerzo, fracasos y dolores innecesarios.

Alexander Pope lo dijo; “Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios”.  Me gustaría sugerirles que en vez de reclamar su derecho a meter la pata cada rato, re-formularan la declaración y cuando reclamaran dijeran;  “Tengo Derecho a fallar, aprender para corregir mis errores y nunca más cometerlos y así evitar terminar dañando mi propia persona,  o a mis semejantes”

Personalmente continuare con la sabiduría popular. Cada vez que falle, recordare que;

“La primera (me puede pasar) por inocente,
La segunda por experiencia, (más me vale aprender en esta)
Y la tercera ya es por sinvergüenza (No hay excusa o derecho valido  para repetir el mismo error)”

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